Aristarco, conocido como el «Mercader de Chatarra de Kish Prime», fue un peculiar y astuto comerciante galáctico que ganó notoriedad por rescatar al general Jataq de una muerte segura en las profundidades del espacio. Este encuentro, que parecía destinado al olvido entre los residuos galácticos, se convirtió en una leyenda que recorrió los sistemas estelares.
Origen y Profesón
Originario de Kish Prime, la capital del Imperio Kish y el culmen de la tecnología y la gloria imperial de la galaxia, Aristarco era reconocido por su habilidad para encontrar oportunidades en los sistemas centrales del núcleo galáctico. Durante la decadencia del Imperio Kish, cuando solo quedaban 99 sistemas bajo su control, Aristarco viajaba entre ellos comerciando con desechos y artefactos tecnológicos antiguos.
Con una figura rechoncha, un bigote prominente, tez aceitunada y una coronilla calva que reflejaba la luz de las estrellas, Aristarco era fácil de reconocer. Su talento no solo residía en su capacidad para identificar oportunidades, sino también en su carácter astuto y su notable habilidad para improvisar en situaciones adversas.
El Rescate de Jataq
La historia de cómo Aristarco salvó al general Jataq comienza en las ruinas espaciales que circundan la maltrecha Esfera de Dyson de Sippart. Jataq, traicionado por el comandante y después general Tyrion, y dado por muerto tras un intento de asesinato orquestado por el Usurpador, el príncipe heredero Velarys, flotaba a la deriva en su traje espacial medio dañado. Velarys, apoyado por los Perros de la Guerra, había abandonado el sistema convencido de su éxito.
Aristarco, que exploraba el campo de escombros en busca de artefactos valiosos, divisó al general inconsciente. Tras un arriesgado acercamiento con su nave, «El Bazar Errante», ordenó a su pequeña flota de robots de servicio y androides reciclados que recuperaran al cuerpo. Al examinarlo, descubrió que Jataq aún vivía, aunque apenas, gracias a la congelación espontánea dentro de su traje. Con su característica determinación, Aristarco decidió salvarlo.
Utilizando piezas recuperadas de tecnología obsoleta, Aristarco reconstruyó una antigua cápsula de crio-preservación y colocó a Jataq en su interior. Durante un año completo, mantuvo al general en éxtasis mientras realizaba constantes ajustes y pruebas en la cápsula para asegurar su supervivencia. Finalmente, cuando los sistemas fueron optimizados, Aristarco lo revivió en una improvisada ceremonia a bordo de su nave.
Cuando Jataq abrió los ojos, se encontró en una camilla metálica y oxidada dentro de la destartalada enfermería del «Bazar Errante». Rodeado por chirriantes sistemas médicos y asistido por androides cubiertos de óxido, el general fue recibido por la sonrisa ladina de su salvador.
—Vaya, vaya… Parece que alguien me debe la vida —dijo Aristarco con satisfacción.
La Tripulación y la Nave de Aristarco
La nave de Aristarco era un reflejo de su propietario: funcional, ruidosa y siempre llena de sorpresas. Su tripulación consistía en un ecléctico grupo de robots y androides, todos ellos reparados y adaptados a partir de piezas recuperadas. Aunque rudimentarios y a menudo cubiertos de óxido, estos asistentes eran extremadamente leales y eficientes, reflejando el enfoque pragmático de Aristarco hacia la vida y los negocios.
Legado
El encuentro entre Aristarco y Jataq marcó el inicio de una relación inesperada. Aunque provenientes de mundos muy distintos, ambos compartían una visión única sobre la supervivencia en un universo implacable. Aristarco pasó a ser más que un mercader; se convirtió en un aliado indispensable para Jataq, proporcionándole no solo la oportunidad de sobrevivir, sino también los recursos y el apoyo necesarios para retomar su intento de venganza contra el Usurpador Velarys. permitiéndole retomar su intento de venganza contra el Usurpador Velarys.
El «Mercader de Chatarra de Kish Prime» no solo salvó una vida, sino que también demostró que incluso los personajes más inusuales pueden dejar una marca imborrable en la historia galáctica.